Pereira, Colombia - Edición: 13.476-1056

Fecha: Miércoles 30-04-2025

 

 ESPECIAL

 

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Comunicarnos con las plantas es posible y estos científicos están allanando el camino

 

 fruto de la fusión de una cianobacteria y un protozoo, dando como resultado el primer ser vivo eucariota y fotosintético.

En ese momento la vida en la superficie resultaba totalmente inviable, la cantidad de dióxido de carbono era decenas de veces mayor a la actual, no existía capa de ozono y los rayos UV incidían sobre el planeta tan intensamente que ningún organismo vivo sería capaz de sobrevivir.
 


Durante aproximadamente 1000 millones de años, las algas produjeron el oxígeno necesario para dar el siguiente paso, el oxígeno se acumulaba poco a poco en la atmósfera dando lugar a la capa de ozono. Las algas se adaptaron primero al agua dulce en ríos y esteros, y desde esos puntos comenzaron a emerger hacia el medio terrestre, en un mundo que ofrecía unas condiciones prácticamente inabitables.



A tener muy en cuenta

Hace aproximadamente 500 millones de años, la vida en la tierra era muy diferente, las algas tuvieron que desarrollar órganos muy complejos para adaptarse a los grandes cambios a los que su nuevo hábitat les condicionaba, órganos como raíces para fijarse al suelo y absorber agua y nutrientes, estomas para regular los gases y realizar la fotosíntesis bajo las nuevas condiciones, lo que dio lugar a un incremento más rápido de la cantidad de oxígeno en la atmósfera.

Posteriormente desarrollaron el complejo sistema de reproducción por esporas, lo que dio comienzo a una dispersión mucho mayor, sin precedentes. Las primeras plantas terrestres fruto de esta evolución eran briofitas, es decir, plantas no vasculares, entre las que se encuentran las plantas hepáticas (sin raíces ni estomas) y los musgos, que aún siguen entre nosotros hoy en día y todavía muestran una gran dependencia por un medio muy húmedo.

El siguiente gran avance en la evolución fue la aparición de vasos conductores, plantas vasculares como los licopodios, capaces de levantarse del suelo, que posteriormente evolucionaron hasta desarrollar hojas verdaderas, aparecen los helechos. Es en este punto en el cual las especies vegetales ya poseen similitud con la mayoría de plantas que conocemos hoy en día, con hojas y la capacidad de levantarse del suelo algo más que unos escasos centímetros.

 

 
El sueño de comunicarnos con las plantas no está tan alejado como parece. Un equipo de científicos de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, acaba de publicar una investigación sobre cómo las plantas transmiten información sobre el entorno a través de sus conductos internos. Este es un sólido paso para establecer el marco de una comunicación bidireccional entre los seres humanos y las plantas a través de sistemas capaces de interpretar sus procesos únicos.

Los organismos vegetales son altamente sensibles y complejos, pero, hasta ahora, no se había establecido con precisión cómo es que dentro de ellas viaja la información que perciben. Anteriormente se llegó a considerar que las plantas transmitían información a través de hormonas y sustancias químicas. La explicación era válida, pero no contestaba a todas las dudas.



En la actualidad, la teoría con más evidencia sugiere que esta transmisión ocurre a través de procesos hidromecánicos, los cuales involucran el flujo de agua y la transmisión de tensiones y deformaciones mecánicas. El equipo de Cornell decidió investigar los cambios de presión en el tejido vascular de una planta. Para ello, realizaron experimentos en los que hirieron algunas hojas y observaron cómo el organismo preparaba al resto de su estructura para un próximo ataque. Su trabajo, publicado en la revista PNAS, encontró que factores estresantes en el entorno alteran el equilibrio de presión dentro de la planta, lo que a su vez, genera un movimiento en su fluido capaz de transportar señales mecánicas y químicas por todo lados.

Los experimentos con las hojas heridas permitieron desarrollar un modelo predictivo y un marco unificado para saber cómo una planta “habla” consigo misma y solicita a otras partes de su cuerpo determinadas respuestas según la amenaza que enfrenta, como una plaga o una sequía.
 

 

 

"Nuestro marco proporciona una comprensión mecanicista de lo que impulsa las señales de un lugar a otro y explica cómo se propagan las señales mecánicas y químicas”, aseguró Vesna Bacheva, autora principal de la investigación.



Con el mecanismo de la transmisión de información, ahora es posible avanzar en el desarrollo de futuro métodos de comunicación entre plantas y seres humanos. Por ejemplo, los investigadores piensan en diseñar plantas pigmentadas que cambien de color cuando necesiten agua o que se vuelvan fosforescentes ante adversidades que los agrónomos aún no han detectado. Saber interpretar las señales internas de los organismos vegetales, así como transmitirles información en la forma en que ellos la procesan (mediante variaciones de presión), será clave para aumentar la eficacia de los cultivos, señalan los científicos.

La intrigante facultad de las plantas para transmitir información es estudiada en todo el mundo. Algunos científicos incluso consideran que organismos como la vara de oro alta (Solidago altissima) presentan rasgos de “inteligencia”, aunque no tengan cerebro, debido a que puede alertar a sus compañeras sobre la llegada de plagas mediante compuestos orgánicos volátiles.

El origen de las plantas

Las plantas evolucionaron a partir de algas verdes, colonizando la tierra hace aproximadamente 470 millones de años. Este proceso se desarrolló a través de adaptaciones a la vida terrestre, como la evolución de raíces para fijarse en el suelo y órganos para regular los gases, como las estomas, para la fotosíntesis. Las plantas se consideran un grupo diverso de organismos multicelulares, eucariotas y autótrofos, que

desempeñan un papel crucial en la vida de la Tierra.
 

La vida en nuestro planeta comenzó en el agua, recurso del cual dependemos todos los seres vivos desde entonces; hace más de 1500 millones de años, en los océanos, aparecen las primeras células vegetales, las primeras algas unicelulares,

 

 

 

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